El trágico accidente que tuvo lugar en el Tibidabo el 17 de julio de 2010 fue la consecuencia de una cadena de defectos y errores como lo detalla el informe pericial solicitado por el juzgado de instrucción número 2 de Barcelona, que investiga el caso. No hay una única causa.
Hubo errores en las mediciones de los ingenieros, que debían garantizar la estabilidad del Péndulo. También hubo problemas en el montaje de esta atracción y en el diseño de los anclajes que acabaron cediendo.
Una adolescente de 15 años falleció en este accidente. La fiscalía prevé pedir la imputación de diversas personas a partir de ese informe.
Por otra parte las empresas que revisaban la atracción hacían controles periódicos que supuestamente debían garantizar la seguridad pero esos controles no permitieron detectar los fallos. Se requería el uso de rayos X.
Fuente: El País
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